Los mejores deseos
  • Dec, 23/2018


Les deseo una Navidad en familia y que hagan del 2019 un gran año lleno de logros y de nuevos deseos

Si bien hace mucho que practicaba la actividad, aquí en Canadá, que hay una herramienta para cada necesidad, aprendí que se puede usar la palabra procrastinar para patear las obligaciones. Aunque a diferencia de los canadienses que la utilizan con una connotación negativa, en mi caso, acostumbrado a poner el carro delante del caballo, procrastinar es sólo una manera estresante de manejar los tiempos.

Por ejemplo, cualquiera estaría autorizado a pensar que éste es un mensaje navideño especialmente elaborado para la ocasión, aunque en realidad la idea de escribirles me persigue desde principios de año y sólo me he sentado a contarles algo de lo que me da vueltas en la cabeza porque estoy procrastinando para levantar la compu de la mesa y prepararla para las comilonas de rigor. Pero, independientemente del oportunismo logrado por esta delación casi calculada, realmente lo que quiero es comunicarme de algún modo con uds., robarles un minuto de lectura, sentir que no estoy aislado.

Encontré que la mejor manera de procrastinar para no hacer lo que uno siente que debería, es trabajar. Estuve trabajando doble en automático ganándome el beneplácito del jefe y algún que otro extra, una buena excusa para adormecer la conciencia de no haber usado mis capacidades para lograr algo más trascendente, y una pésima excusa para haber abandonado relacionarme con amigos.

Al día con el trabajo, hace dos fines de semanas que vengo procrastinando comiendo y tirándome en el sofá a ver Christmas movies. Pero he llegado al límite y si veo una más vomito. La única diferencia las películas porno es la ropa: los actores son siempre los mismos, el diálogo espantoso y uno las mira hasta el final de vicio por más que ya se sepa lo que pasa.

Pero mi verdadero deseo es cambiar. En el 2019 cumplo 50 años y tengo algunas asignaturas pendientes. El otro día, no me acuerdo si iba o venía de Victoria, ni tampoco el sentido de mis pensamientos, pues estaba inmerso en un paisaje que lamentablemente pocas veces me detengo a observar a pesar de transitarlo muy seguido. Era inmenso, el aire frío me helaba las orejas, me humedecía la cara y me llenaba los pulmones, las islas deshabitadas, el agua infinita, todo ahí para verlo, para absorberlo, sin ningún valor comercial, sólo para apreciarlo viviéndolo. Me encanta el agua, el aire con olor a mar, el agua  me da ganas de mirarla por horas, de sumergirme, me acordé de mi río de la vuelta, y de que hace como dos años que no río en mi río. Resulta irónico que no me tienta tomarla cuando viene en jarra. Veía con pena como iban y venían adolescentes, sacaban fotos y selfies y se volvían sin detenerse un minuto a contemplarlo. Pensaba en otra ironía. Como me voy desconectando de mis hijas a pesar de compartir la casa. Estoy tentado de mandarles una foto en Instragran para ver si me ponen un like.

También quiero reconectar con la idea de hacer algo por este grupo de argentinos con buenas intenciones de juntarse pero que a veces se pierde en la indecisión. Se vienen tiempos de cambio.

Les mando un abrazo cotidiano y un gran abrazo navideño, y los mejores deseos para este 2019.

COMENTARIOS

Raul :
Te quiero
24/12/2018 11:49

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