El llamado. Otra buena histroria de Alexander
- Apr, 29/2018
Esta la escribió un 25 September 2011. El disparador?
....un llamado telefónico la levanta en mitad de la noche
De todos los que haceres que habitaban la cabeza de Andrea, que hacer hoy era el predominante. Terminaba de vestirse y dejaba el baño humeando vapor. La cama la esperaba desarmada y con toda la ropa que había decidido no usar encima. Se sentó en el sillón a esperar el llamado de Claudia. Sacó un anotador y anotó en él lo siguiente: “es como si tuviese la mente en blanco, no puedo anotar nada coherente pensando en eso. El teléfono es un arma de doble filo. Mientras yo la espero como una perra olvidada ella probablemente se olvidó de mi existencia. Siempre hace lo mismo, “si báñate tranquila yo te llamo cuando salga”. Que flor de hija de puta siempre me hace lo mismo. “terminó de anotar. Se levantó y miró por la ventana hacia la noche que recién nacía. Tan temprano pero tan tarde. Cansada decidió esperar con los ojos cerrados sobre el montón de ropa que descansaba en la cama. Se fue sentando lentamente, despacio las piernas blandieron en su eje hasta depositar las carnes sobre la ropa limpia y arrugada. Una vez en contacto el sueño subió por su columna como una serpiente en espiral que penetró el cráneo. Entre la somnolencia y la gravedad, Andrea se fue rindiendo al impulso natural y fue perdiendo actividad motriz hasta permanecer completamente inmóvil sobre la cama. Su pecho iba de arriba a abajo emitiendo un pequeño silbido.
En un “que mierda quiere ahora” Andrea se levanta y atiende el teléfono sin ver que numero llama. Abre el teléfono y se lo lleva a la oreja, entonces su cara de enojo se transforma, gradualmente se endurece su mirada en algún punto fijo hasta que empieza a preguntar al teléfono quien es y que quiere. Sin obtener una respuesta satisfactoria cuelga y se dispone a volver al ensueño. Imposible ya que la puerta reclama ser abierta por algún engendro. Al acercarse y abrir, Miguel y sus ojos desorbitados piden permiso para entrar. Andrea harta y cansada lo deja pasar y se acomodan adentro. Miguel , que cuando la hora asoma deja la conciencia en casa y deambula por la ciudad con ojos rojos le cuenta de la paranoia. Si no vas a lo de Andrea te mato.
-¿Si no vas a lo de Andrea te mato? ¿Qué tenes diez años miguel que te comes esas boludeces?
-¿A vos no te llamo? Me dijo que había hablado con vos…
Andrea pensaba que ahora tenía más sentido, solo tenía que pensar un poco quien y porque. ¿Quién estaba tan aburrido en su vida?
–A mí solo me dijo que todavía no me quedara dormida que recién salía y todavía faltaba lo mejor. Pero no le di mucha bola.
Miguel estaba que se rascaba la cabeza sin parar.- Tengo miedo Andrea.
-¿Bueno que vas a hacer te vas a quedar o te vas a ir?
-Me quedo, no voy a salir, seguro nos está vigilando.
-¿No entendes que no hay nadie vigilándonos?
Entonces más golpes en la puerta.
-Es ella Andrea! Es ella!
-Pará viciado. Voy a ver quién es Seguro es Claudia.
-Uh hablando de locas, mejor me tomo el palo. Pensó el ojos rojos.
Andrea se aproximó a la puerta y abrió. Del otro lado. Unas piernas altas y perfectas levantaban en su fina musculatura una especie de tórax plástico muy similar al… tubo de un teléfono. En donde estaba la cabeza se encontraba el auricular de escucha por donde tronaba la sensual voz y entre las piernas… la oreja del amarillo aparato. Le pidió que por favor entrara y mostro el arma que escondía. Andrea estupefacta siguió las órdenes y se metió en la casa otra vez. Miguel vio al engendro e instantáneamente- ¡A mierda es ella! ¡Por favor me quiero ir de acá!
-No te podes ir… dijo la sexy-fono amarillo.
-¿Por qué? Preguntó miguel mientras Andrea se acostaba en la cama.
-Primero porque tengo un arma y pienso usarla si te vas.
-Pero, pero sos un teléfono…
-Que observador… Dijo Andrea desde la cama.
-Soy una teléfono más bien. Y no te podes ir porque tenemos que hablar. Tenemos que hablar de que tengo un arma y si te vas, disparo, entonces te quedas y te quedas callado, porque estoy cansada de estar escuchándolos a ustedes todo el día. Siempre es lo mismo.
-¿No podemos resolver esto sin violencia? Yo no se cual es tu problema con miguel telefona. Te puedo decir telefona?
-Mejor decime teli.
-Bueno teli, no sé qué Tenes contra miguel o contra mí, pero estoy segura de que lo podemos resolver hablando.
-NAAAAH basta. Lo único que hago es hablar, necesito tomar este asunto en mis propias manos. Estoy cansada de escuchar siempre sus mentiras. Siempre es igual.
Unos golpes en la puerta llamaron la atención de Teli.
-Se quedan acá ustedes mentirosos charlatanes. Ya vuelvo.
Se acercó a la puerta y abrió. Hizo pasar a Claudia y los junto a los tres en el cuarto.
-Se sientan los tres sobre la cama. ¡YA! Tápense la boca ustedes dos señalando a Claudia y Andrea. Las dos tomaron unas ropas de la cama y se auto amordazaron.
-átalas ordenó Teli a miguel. Y miguel hizo como pudo, un nudo en las manos de ambas.
-Primero venís vos. Dijó sensualmente Teli a miguel. Y comenzó a escupir de su cabeza plástica agujereada un –Tu… Tu…. Tu….
Una voz de mujer atendió.
-¿Hola? ¿Hola?
-¿Mamá? Preguntó miguel.
-¿Migue? ¿Cómo andas?
Miguel sorprendido responde que todo anda bien. No entiende bien que sucede. Entonces Teli se acerca y le poya el revólver en la sien.
-¡Perdón mamá! ¡Perdón! ¡Soy adicto mama! ¡Cuando te dije que iba a ser pintor era para tener cantidades industriales de trementina! Y no vivo de cuadros. Vendo Trementina…
Teli sacó el arma de la cabeza de Miguel y corto la comunicación.
-Muy bien. Te podes ir.
Miguel sin esperar se fue corriendo.
Teli desamordazó a Claudia.
-Tu… Tu… Tu…
Teli acerco la cabeza de Claudia entre sus piernas, para que el pubis microfónico la pudiese recibir mejor. Y Colocó el arma en su cabeza.
-¿Hola?
-Yo no voy a decir nada no tengo nada que decir.
Teli cortó la comunicación.
-Tenes razón, vos ni deberías estar acá. Y le dio un golpe que la dejo tendida en el suelo.
Se acercó a Andrea y repitió la secuencia de cabeza-pubis, otra vez sonó el teléfono.
-¿Hola?
- ¿Doctora Spadoni?
-Si… ¿Andrea? ¿Cómo estas?
-No muy…
Teli apretó con fuerza el arma en la frente de Andrea
-Soy adicta doctora, soy adicta. Soy adicta a hablar por teléfono, Cuando empiezo no puedo parar, te hablo del clima, te pregunto por tu vieja. Te pregunto cosas que ni me interesan, te pregunto de tu vida y para adentro pienso que sos una vieja cuarentona que nunca llego a nada.
Rompió en llanto Andrea y continuó hablando sin parar mientras teli largaba gemidos de placer parlante.
-Perdon doctora. Ya se que además le debo dos sesiones. Perdón, la última vez, cuando hablábamos de Javier y usted me pidió un cigarrillo… si tenía. No se lo di porque estaba enojada con su hijaputes de analista que habla pero no escucha. Perd…
Una explosión calló los gemidos de teli, desplomando su auricular superior por el suelo. Miguel había vuelto y con una .38 humeante se paraba temblequeando.
-Yo solo quería la verdad. Paganos.
Dijo la deformada voz del auricular que perdía su volumen para siempre.
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